La pintura industrial tiene dos objetivos principales:
Por un lado, proteger los diferentes soportes de las agresiones a las que pueden ser sometidos, tanto físicas (impacto) como químicas y ambientales (corrosión, climatología, etc).
Por otro lado, conferir a la pieza un mejor aspecto estético con el fin de obtener un acabado óptimo, llegando incluso a incrementar su valor añadido.
Siendo este último un punto algo más subjetivo y difícil de valorar, nos centraremos en la información de un sistema de pintado que nos garantice un excelente rendimiento en función del medio al que vaya estar expuesto.
